Thursday, March 15, 2007

scenes from a supermarket

Aproveché que tenía que hacer unos depósitos en el banco (sí, es en plural, son del trabajo) y paré en Amigo a comprar unas cuantas cositas. Estaba de buen humor, así que me dí el lujo de coger un arreglo de flores. El papá de mi gran amiga dice que está bien comprar flores cuando uno más peláo está (hoy estuve de acuerdo). Pues, cuando voy a hacer LA FILA hay una compra bastante grandecita frente a mí. Para matar el tiempo, agarro un Hola con Penélope Cruz en la portada y comienzo a hojearlo. Hago un gran paréntesis para decir que como ex bailarina que soy, suelo estar muy pendiente al espacio entre las personas. En improvisaciones de danza uno podría violar ese espacio, irrumpir y jugar o tocar a las otras personas; pero en el mundo "real" y especialmente cuando uno está en alguna fila... COMO QUE NO. No obstante, he notado que algunas personas no creen en eso de guardar espacio entre unos y otros. Te dan chino en la fila del banco, suspiran si no das un paso hacia delante tan pronto la persona frente a tí lo da, etc. En el supermercado hay otras tantas maneras de tener estas experiencias. Últimamente he notado que cuando pago con ATH impaciento de manera especial a ciertas personas que se ponen hombro con hombro conmigo por no poder esperar la aprobación del maldito banco. Bueno, pues vuelvo al cuento de hoy. Estoy leyendo el Hola. El señor con la compra frente a mí todavía no está pagando. Mis cosas están en la correa y yo estoy todavía bastante más atrás de mi compra leyendo el Hola. De repente oigo una voz bien cerca que dice: ¿Te puedes adelantar para que ella pueda poner sus cosas? Yo me quedo pasmada pero contesto super asertiva: Con mucho gusto, pero no creo que eso haga que la fila se mueva más rápido, y coloco el Hola ceremoniosamente de vuelta en el stand. Yo estoy asumiendo que él está con la mujer que está justo detrás mío y por eso está viendo la gran cantidad de espacio que hay entre el señor que está delante mío y yo como una afrenta a él y "su mujer". Pero la muchacha me mira y me dice como en son de cómplice: debe tener prisa. Ahora caigo en cuenta que el tipo No está con la muchacha y veo que tiene dos cajitas de sushi en la mano. Le digo sarcásticamente: mira, yo no tengo ninguna prisa, si quieres pasa antes que yo. Él pone cara de que no entiende lo que le digo y medio pasmáo me dice: no, es que mi compra es ésta (la que está detrás de la muchacha). Es un carrito que se desborda. Con él anda una viejita agarrando un bebé, podría ser una de las abuelas o la nanny. Pues comienza la empleada de la caja a escanear mi compra, y cuando llega a un mangó que se me antojó se tranca la máquina. Me relamía pensando en el infarto que le tenía que estar dando al tipo. Al final pagué con una gran sonrisa y me fui caminando con las bolsas en mano. De camino al carro noté que tenía el corazón a millón, como cuando estoy BIEN encojoná. Mano, qué fácil es dañarle la tarde a alguien sin querer (queriendo).

2 comments:

Luis said...

Mija postéate algo, que me tienes por acá esperando...

Adolfo Pinch said...

Immer wieder ein neues Gesicht.